Los vehículos eléctricos (VE) están cerca del punto de inflexión de su rápida adopción masiva, con un aumento de las ventas mundiales del 43% en 2020, a pesar de la caída general de las ventas de automóviles durante la pandemia mundial. Se prevé un crecimiento aún más rápido debido a la caída del precio de las baterías, que a su vez reduce el precio global de los coches eléctricos, y los últimos análisis pronostican que el punto de inflexión se alcanzará entre 2023 y 2025. La gran pregunta ahora es cómo funcionará la infraestructura en torno a los VE. ¿Se repartirán las estaciones de carga por las ciudades y el campo para satisfacer la creciente demanda, manteniendo a los conductores parados durante horas mientras esperan a que se cargue el coche? ¿O serán soluciones como la que ofrece la empresa sueca de tecnologías limpias Elonroad -tiras conductoras de carga en la carretera- las que mantengan a todo el mundo en movimiento, incluso mientras cargan sus coches?
La inspiración
A veces la inspiración llega de la forma más insólita, y para el fundador de Elonroad, Dan Zethraeus, la inspiración vino de los montones de nieve y aguanieve que se acumulan en la mediana de la autopista durante el invierno. Zethraeus era director de cine, hacía el trayecto de 30 minutos entre su casa en Lund y su oficina en Malmö, al sur de Suecia, y ya en 2012 había querido comprar un vehículo eléctrico (VE), pero el coste en aquel momento era prohibitivo. También vivía en un apartamento urbano, donde la infraestructura de recarga era complicada: si vives en una casa, puedes cargarlo con tu propia fuente de electricidad, pero vivir en un apartamento suele eliminar esa opción. Y aunque no es ingeniero de profesión, Zethraeus siente desde hace tiempo fascinación por las nuevas tecnologías, además de un gran interés por el medio ambiente, y sabía que la tecnología puede servir de solución a muchos problemas.
"Un día iba en coche al trabajo y, aunque en el sur de Suecia no nieva mucho, cuando nieva se forma un montón de barro en medio de la carretera", explica Karin Ebbinghaus, Directora General de Elonroad. "Dan miraba esos montones de aguanieve durante sus desplazamientos y pensaba: "¿Y si hubiera algo ahí que pudiera cargar mi coche?" Un poco como las pistas de carreras de coches con las que jugaba cuando era niño."
Muchas veces, cuando les llega la inspiración, la mayoría de la gente no actúa en consecuencia. Dan Zethraeus, en cambio, no podía dejar pasar la idea. Tuvo la idea -que Elonroad mantiene hasta hoy- de que los postes positivo y negativo, no en paralelo, sino uno después del otro, podrían resolver los problemas de carga de los vehículos eléctricos. Para confirmar su hipótesis, Zethraeus construyó primero un prototipo con los Lego de sus hijos y, como es cineasta, documentó todo el recorrido de cómo Elonroad llegó a donde está hoy.
"Tenemos la Universidad Técnica de Lund justo en nuestro patio trasero, así que Dan buscó con quién ponerse en contacto para hablar de su concepto y finalmente concertó una reunión con un profesor para discutir si su idea era factible", dice Karin Ebbinghaus. "El profesor pensó que había posibilidades, pero señaló que si los raíles conductores estaban por encima del nivel del suelo, podría ser un poco como tener un badén en una autopista, lo que podría hacer que resultara incómodo pasar por encima; pero si Dan podía convencerle de que eso no sería un problema, podría tener algo entre manos".
Zethraeus fue a un aserradero y cortó un trozo de madera para imitar exactamente el aspecto que tendría el raíl. A continuación, llevó al profesor a un circuito de carreras y condujo por encima de la maqueta de raíl a varias velocidades, y lo hizo con una taza de café llena en el portavasos del coche. Cuando el profesor vio que apenas se producían perturbaciones, se convenció de que el concepto era viable. Entonces solicitaron una subvención a la Agencia Sueca de la Energía y recibieron una ayuda de 1,5 millones de euros para seguir desarrollando el concepto.
Los retos
Uno de los mayores retos de Elonroad fue conseguir que la gente no sólo se interesara por el concepto, sino que lo entendiera. Después de construir el primer prototipo, Zethraeus participó en numerosas conferencias para hablar de carreteras electrificadas, intentando que la gente entendiera el concepto y cómo no sólo satisface una necesidad real en la infraestructura de los vehículos eléctricos, sino también que era completamente posible. Necesitaba que la gente entendiera que no es necesario seguir el modelo tradicional de los coches de gasolina, en el que se va a la gasolinera a repostar.
"Otro reto era la industria automovilística, porque quieren que su responsabilidad termine en el chasis", dice Karin Ebbinghaus. "En otras palabras, no quieren preocuparse de cómo se alimenta el coche una vez que sale de la fábrica. Aquí es donde los distintos sectores, como la energía y la automoción, tienen que estar alineados, pero son los mismos sectores que, a diferencia de industrias como las telecomunicaciones, no son realmente conocidos por la innovación o por estar a la vanguardia de hacer avanzar las cosas. Los grandes fabricantes de automóviles no están realmente ahí cuando se trata de trabajar con nuevas tecnologías y formar parte de la solución. La cuestión es que quienes no se suban al carro y trabajen más allá del chasis, probablemente se verán en desventaja competitiva.