A la hora de crear una solución IoT, ¿por qué debería importar el tipo de tecnología de acceso radioeléctrico? Hay una amplia gama de redes disponibles, y lo único importante es que la conectividad lleve la información del punto A al punto B, ¿verdad? Por supuesto, la comunicación también debe ser segura, fiable y barata. Pero aparte de eso, ¿qué más da que la conectividad sea 2G o 5G?
La respuesta breve es que la elección de la tecnología de acceso radioeléctrico adecuada al construir un dispositivo IoT puede ser el factor definitivo que haga o deshaga el caso de negocio de toda la solución IoT.
Históricamente, elegir una tecnología de acceso radioeléctrico que se ajustara al caso de uso podía ser todo un reto, ya que todas las tecnologías han tenido su origen en el lado de consumo de las redes celulares. La probada y fiable tecnología 2G significa módulos baratos, pero velocidades bajas y alta latencia. 4G, por su parte, aporta velocidades de datos muy altas y baja latencia, pero mayores requisitos de potencia y coste de los dispositivos. Sin embargo, una limitación común a todas estas tecnologías es que ninguna de ellas está diseñada para la comunicación IoT. Y como los dispositivos IoT no se comunican de la misma manera que los humanos, esto puede convertirse en una limitación importante.
Como ejemplo, consideremos un caso de uso de IoT en el que un dispositivo se comunica con muy poca frecuencia, pero cuando lo hace, la información debe enviarse y recibirse casi en tiempo real. Tal vez el dispositivo también se despliegue a distancia, lo que significa que tiene que ser capaz de vivir mucho tiempo con una sola carga de batería para que la solución sea viable. "Casi en tiempo real" significa que se necesita LTE, pero eso crea un problema con el alto consumo de energía, lo que hace que se necesite una batería grande y costosa. Al final, el dispositivo resulta demasiado caro y no se puede justificar el negocio.
Por qué LTE-M marca la diferencia
Por suerte, ahora existe una tecnología alternativa que está realmente pensada para IoT, y se llama LTE-M. LTE-M es una tecnología LPWA (Low Power, Wide Area) que permite una latencia muy baja, un consumo de energía muy bajo y un coste reducido de los dispositivos. No tiene las mismas velocidades de datos de 100 Mbit/s que la LTE tradicional, pero para la mayoría de los dispositivos IoT, los 1Mbit/s de LTE-M son más que suficientes cuando se envía una pequeña cantidad de datos. Y lo que es más importante, LTE-M admite funciones de ahorro de energía que permiten al dispositivo "dormir" cuando no está enviando datos, lo que significa que un dispositivo puede durar años con una batería pequeña.
LTE-M ofrece muchas otras ventajas para IoT, como movilidad, itinerancia y cobertura ampliada. LTE-M también formará parte del estándar 5G, lo que significa que ha llegado para quedarse. LTE-M cambiará realmente las reglas del juego del IoT, ya que ahora es posible lanzar una serie de nuevas soluciones de IoT que antes no eran posibles cuando se basaban en tecnologías más antiguas. Ya no es necesario hacer concesiones a la hora de crear una solución IoT, por fin se puede elegir la herramienta adecuada para el trabajo. Y se llama LTE-M.
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