En el mundo empresarial actual, el IoT (Internet de las Cosas) ha pasado de ser algo "bonito de tener" a ser algo "imprescindible" debido a la enorme cantidad de datos que se capturan de múltiples fuentes, lo que conlleva una serie de ventajas, como la mejora de los procesos, el ahorro de costes, la agilización de las operaciones y el aumento de la satisfacción del cliente.
Según la International Data Corporation, se espera que los datos totales generados en 2025 ronden los 175 ZB, de los cuales aproximadamente 80 ZB serán atribuibles únicamente a los dispositivos IoT. Esto plantea dos retos: 1) No todos los datos son iguales, lo que significa que una buena cantidad de los datos recopilados no son útiles, y 2) procesar esos datos de manera eficiente no es fácil.
Aquí es donde entra en escena la IA (Inteligencia Artificial). IA, aprendizaje automático, IA generativa... todos se engloban bajo el mismo paraguas de inteligencia artificial. Y al combinar las capacidades de análisis de datos de la IA con la amplia recopilación de datos de IoT, las organizaciones pueden tomar decisiones basadas en datos, optimizar las operaciones y mejorar la eficiencia en toda su empresa de forma mucho más rápida y eficiente.